
El Kia Niro fue un auténtico superventas en su primera generación, un coche con tres tecnologías de electrificación sobre la misma plataforma: híbrido, híbrido enchufable y eléctrico. El más vendido fue el híbrido, un coche económico, con consumos muy reducidos y con una conducción muy agradable gracias a su caja de cambios de doble embrague, un híbrido que fue una revolución porque no resultaba aburrido conducirlo.
El nuevo Niro es más grande, más amplio y más potente en el caso del PHEV, que cuenta con un motor eléctrico mayor y pasa de tener 141 CV a 183 CV de potencia combinada. El híbrido mantiene la cifra de potencia máxima de 141 CV, aunque su mecánica ha recibido modificaciones. Esto es lo que hemos apreciado tras la prueba de estas dos versiones del Niro.
Lo mejor del Kia Niro
- Amplitud interior.
- Consumos reducidos. Los homologados en ciclo mixto son, según versiones, de 4,4 y 4,6 l/100 km para el híbrido y de 0,8 y 1,0 l/100 km para el PHEV.
- Muy buena gestión de la energía, parte importante de su secreto para conseguir consumos bajos.
- Placer de conducción. No presentan tirones ni “cosas raras” como sucede con otros híbridos que parece que hay momentos en los que se les atraganta el par de los dos motores y dan tirones inesperados.
- Suspensión con un tarado cómodo, aunque mantiene un correcto comportamiento dinámico.
- Interior que denota calidad y tecnología, destacan sus grandes pantallas.
- Comportamiento dinámico mejorado. Más estable y aplomado que la generación anterior. Respecto a la competencia, se encuentra a buen nivel.
- Levas tras el volante para el control de la retención y regeneración.
- Caja de cambios de doble embrague. Sin patinamientos, sin sensación de falta de potencia, ofreciendo control total de la potencia disponible… en otras palabras, se conduce como un coche normal y no es aburrido.
- Curiosa y práctica percha integrada tras los reposacabezas delanteros.
A mejorar del Kia Niro
- Los consumos reales de las dos versiones son un poco mayores que en la generación anterior. Son buenos, pero eran mejores.
- Prestaciones un poco justas en el híbrido, sobre todo en carretera.
- La trama o textura del salpicadero se refleja en el parabrisas.
- Maletero del PHEV un poco justo (348 litros, 451 litros en el híbrido).
- Módulo táctil con doble función bajo la pantalla central, que controla la climatización o el sistema de audio. Complica un poco la operativa.
Prueba del Kia Niro híbrido y PHEV
Lo más destacable del nuevo Niro es la mejora en comportamiento dinámico. Sigue siendo un coche cómodo, pero ahora está más asentado y es más estable. Se conduce con facilidad y normalidad. En el caso del PHEV, la selección de los modos de conducción también responde a esa sencillez que sobrevuela sobre el Niro.
La ergonomía es otro de sus puntos fuertes, todo está a mano y es fácil encontrarse cómodo al volante. Las pantallas no sólo son grandes y juegan a simular que son una pantalla única muy grande, es que además están bien resueltas. El cuadro de instrumentos muestra mucha información (si quieres) y la central es táctil y tiene un manejo intuitivo y fluido.
Niro híbrido
La verdad es que no he apreciado los cambios en la motorización, es un coche que se mueve bien por ciudad y alrededores, pero que cuando sale a carretera cumple pero no brilla, porque en largas subidas llega a descargar la batería y tiene que lidiar únicamente con los 105 CV de su motor de gasolina atmosférico.
El consumo real que hemos registrado en nuestra prueba de consumo es de 6,1 litros, que es un buen dato pero no especialmente llamativo.
Niro híbrido enchufable
El PHEV es otro cantar, el aumento de potencia del motor eléctrico le ha sentado genial. Ahora se mueve en eléctrico con una agilidad que no te hace echar de menos que el motor de gasolina aporte su potencia. Y cuando lo hace, las prestaciones son muy superiores a las del Niro híbrido. Es decir, en diario en modo eléctrico va muy bien y en carretera va mucho mejor. Además, le cuesta mucho quedarse sin apoyo eléctrico cuando ruedas a alta velocidad, esa situación de quedarse en una subida pronunciada sólo con el motor térmico es muy complicado que suceda, casi tienes que forzarla para que suceda.
Por cierto, la batería es más grande, de 11 kWh útiles, y la autonomía en modo eléctrico es de 65 kilómetros según la homologación WLTP y hemos comprobado que en un recorrido mixto puedes superar los 50 km sin esforzarte.