
El Mazda3 no es un coche híbrido, ni híbrido enchufable, ni eléctrico, ni tampoco funciona con gas. Pero sí tiene la etiqueta eco de la DGT. Y esto es así porque su motor de gasolina tiene un sistema de hibridación ligera o Mild Hybrid.
Esto es así porque cuenta con un sistema eléctrico de 48 voltios que incluye, entre otras cosas, una pequeña batería y una especie de motor de arranque muy potente que ayuda en las salidas desde parado y en momentos en los que se demanda mucho par. Además, también hace la función de generador eléctrico para recargar la batería de 48 voltios. El resultado es una reducción en el consumo y en las emisiones.
Por tanto, tenemos un coche compacto de gasolina con etiqueta eco de la DGT y con todas las ventajas que eso supone.
El Mazda 3 se vende con carrocería sedán de 4 puertas y con carrocería de 5 puertas. También está disponible con un motor diésel de 116 CV y con dos de gasolina, el Skyactiv-G de 122 CV y el Skyactiv-X de 181 CV que llega en septiembre.
La unidad que hemos probado es el Mazda3 5 puertas gasolina Skyactiv-G 2.0 122 CV con cambio manual de 6 velocidades (también se puede pedir con cambio automático).
Los Mild Hybrid de 48 voltios amanezan con inundar el mercado, ¿sabes cómo funcionan?
Con un diseño bonito, ¡y no es un SUV!
Mazda ha hecho un gran trabajo de diseño y el coche es realmente bonito. De hecho acaba de recibir el premio de diseño ‘Red Dot: Best of the Best’, uno de los más prestigiosos del mundo.
Ahora que el mercado está inundado de SUV se agradece la llegada de un compacto como este Mazda3, con un estilo deportivo a la vez que elegante.
Habitáculo de calidad pero con algunas ‘sombras’
Mazda se quiere posicionar en el segmento premium y sin duda su habitáculo lo merece. Hay que destacar la gran calidad de sus acabados. También hay una gran mejora en la insonorización con respecto a la anterior generación.
Las plazas delanteras son amplias y cómodas y cuenta con un puesto de conducción muy bien conseguido, asiento ergonómico y en el que entra sin problemas una persona de 1,94 metros de altura. No tan buenas son las plazas traseras donde una persona con esa altura ya toca el techo con la cabeza. También el túnel central es grandecillo y resta comodidad cuando viajan tres ocupantes adultos en la parte posterior.
Por otro lado, al caer la línea del techo, se ha complicado el acceso a las plazas traseras y no es difícil darte un coscorrón en la cabeza. Las ventanillas laterales son pequeñas al igual que la luneta trasera, y no entra demasiada luz.
En general es un interior lujoso, con mandos bastante intuitivos, aunque con detalles mejorables. He echado en falta más información en el cuadro de instrumentos, sobre todo relativa a datos de conducción, y en la pantalla central, que es muy básica y no es táctil. Pero lo que menos me ha gustado es la posición de las salidas de aire, están muy bajas y con el salpicadero actuando de visera por lo que aunque modifiques la dirección del aire no consigues que no te de en la cara (yo suelo dirigir el aire hacia arriba para que no me de el aire directamente). Y esto resulta bastante incómodo.
También me parece un fallo que hayan utilizado el botón del portón para cerrar completamente el coche cuando lo normal es utilizar ese botón solo para bajar el portón cuando es automático. El problema es que si pulsas ese botón y tienes las llaves dentro, las puertas quedan automáticamente bloqueadas. Sólo tienes unos segundos para volver a abrir el portón y entrar por el maletero para abrir las puertas o coger las llaves. Mazda es consciente de este fallo e imaginamos que están buscando una solución, pero mientras tanto, ahí está.
El espacio del maletero alcanza los 358 litros, no es de los mejores, pero tampoco de los peores. Prácticamente le iguala el Toyota Corolla (361 l) pero sí le superan los Ford Focus (375 l), Seat León y Audi A3 (380 l).
Prueba dinámica del Mazda3
Además de encantarme el diseño de este nuevo Mazda3, también me ha gustado su comportamiento dinámico. Los Mazda siempre se han caracterizado por por esto y de nuevo no defrauda. La suspensión es firme, el cambio es preciso con recorridos cortos, apoya con gran estabilidad en curva… Sin duda, es muy divertido de conducir a la vez que cómodo.
El motor de gasolina es atmosférico y al no tener turbo hay que llevarlo más alto de vueltas. Las prestaciones en general son buenas y responde bien desde bajas vueltas a pesar de ser un gasolina. Lo único que hay que ayudarse del cambio en momento puntuales en los que se necesita más fuerza como al realizar adelantamientos o subir un puerto de montaña.
En cuanto al consumo, comparado con otros coches de gasolina, el consumo de este motor de 2 litros es bastante ajustado con una media en carretera que no superó los 6,5 litros (y llegó a marcar en algún momento del trayecto 5,1 l/100 km). En ciudad la cifra se dispara hasta los 8,5 y 9 litros.
Y aquí mi conclusión tras probar el Mazda3
Como conclusión, el nuevo Mazda3 es un coche compacto, con un diseño realmente bonito, con una elevada calidad interior y con un comportamiento dinámico que te permite disfrutar mucho al volante. La pena es que tiene algunos fallos en el interior que considero importantes y que me han dejado mal sabor de boca de un modelo que, por lo demás, me parece espectacular.