En coche, en moto, en bici y en patinete, así serán los desplazamientos tras el coronavirus

¿Cómo serán los desplazamientos tras el confinamiento? Menos plazas en el transporte público para evitar el contagio, distancias que no se pueden resolver a pie o en bici, coches en los que nos sentimos más protegidos frente al contagio, motos que facilitan la fluidez del tráfico…  La crisis del coronavirus trae una oportunidad única para reestructurar la movilidad en las ciudades.

Las necesidades de movilidad son muchas y todos los usuarios tienen que tener alternativas para los desplazamientos. En estos momentos el coche se perfila como el medio de transporte más seguro para evitar el contagio y, aunque el Gobierno así lo dijo al principio del confinamiento, ahora sus mensajes van dirigidos a fomentar el uso de la bicicleta como medio más sostenible. ¿Y el transporte público? Ahora mismo no es la mejor opción debido a que el autobús, metro o tren son medios masivos con más riesgo de contagio y, por eso, se ha tenido que reducir su capacidad de plazas.

Ante esta situación, ¿cómo voy a trabajar?

Desplazamientos en coche tras el confinamiento

Todo apunta a un aumento del número de coches privados en circulación en la desescalada porque es el medio de transporte que más protege frente al coronavirus. El RACE ha hecho una encuesta en la que el 20% de los que utilizaban el transporte público para ir al trabajo ahora lo harán en coche, mientras que uno de cada cuatro que realizaba el desplazamiento a su trabajo andando, ahora también lo hará en coche. Otras encuestas hablan de que cerca del 90% de los ciudadanos se decantará por utilizar el transporte privado frente a otras opciones como el transporte público o el carsharing. Las empresas de vehículo compartido están activando sus protocolos de higiene para volver a retomar los servicios, pero no será fácil para una población que tiene miedo a enfermar con el coronavirus.

¿Hay sitio en las ciudades para tantos coches? Los núcleos urbanos ya estaban saturados y con una calidad del aire muy perjudicada. Es inviable que el coche sustituya al transporte público, entre otras cosas porque no todo el mundo tiene acceso a un coche.

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Pero no debemos ser alarmistas pensando en que de un día a otro se van a colapsar las ciudades y esto es previsible por varios motivos: el teletrabajo ha llegado para quedarse. Desde el Gobierno se está pidiendo a las empresas que incentiven la flexibilidad horaria para evitar horas punta y muchos trabajadores seguirán en ERTE o en paro.

Está claro que la movilidad está experimentando un gran cambio y hay que ser rápido en la reestructuración de las ciudades para garantizar todos los tipos de desplazamientos, pero también la protección y seguridad de todos los usuarios.

Desplazamientos en bicicleta tras el confinamiento

El Gobierno le ha visto las orejas al lobo por la previsión del aumento del uso del coche y está fomentando el uso de la bicicleta, algo que no le hace ningún bien al sector del automóvil que tanto les da a las arcas del estado, por no hablar del avance en movilidad y libertad que ha supuesto para las personas. Mi opinión es que no todo es blanco ni negro y que deben de convivir todos los medios de transporte porque las necesidades de desplazamientos son muy variadas. Esta situación que estamos viviendo nos debe enseñar lo importante que es realizar una movilidad responsable. ¿Realmente es necesario el desplazamiento? Si algo estamos aprendiendo es que hay muchas cosas que se pueden hacer por videoconferencias, sin movernos de casa o del puesto de trabajo.

El 72% de los hogares españoles disponen de al menos una bicicleta, mientras que hay un 51% de personas entre 12 y 79 años que afirman utilizan este medio con alguna frecuencia, según datos del Barómetro de la Bicicleta 2019. La Red de Ciudades por la Bicicleta pide devolver al peatón y a la bicicleta el espacio que tenía antes de la irrupción del vehículo motorizado. Según dicen, consideran que la mayor parte de los trayectos diarios están entre 5 y 10 kilómetros, una distancia válida para hacerla en bicicleta o en bicicleta eléctrica,  –que, por cierto, ya tienen un precio más elevado que se acerca al de un ciclomotor-.

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Pero no es tan sencillo como parece. Las ciudades no están preparadas para la bicicleta, faltan carriles bici, corredores que unan la periferia con los centros urbanos, espacios seguros donde aparcar las bicicletas en puntos estratégicos como estaciones de tren, en empresas, en algunas zonas la orografía no ayuda… En pocas palabras: hace falta inversión en infraestructuras. Los patinetes tampoco lo tienen nada fácil, con un elevado riesgo de siniestralidad para usuarios principiantes.

Desplazamientos en moto tras el confinamiento

En el caso de la moto, es un medio de transporte que abarca un rango de distancia mayor que la bicicleta y que le convierte en una mejor opción para los desplazamientos desde la periferia a los núcleos urbanos. La Asociación Nacional de Vehículos de Dos Ruedas (Anesdor) prevé un aumento de las bicicletas eléctricas y de las motos, “esta situación puede animar a comprar más motos eléctricas”, me dice su secretario general José María Riaño, “aunque también la crisis económica puede llevar a comprar más vehículos usados”.

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Las motos son un modo de transporte que facilitan la fluidez de la circulación, ocupan menos espacio en la vía pública (tanto en marcha como aparcadas) y emiten menos CO2 que otros vehículos motorizados (nada sin son motos eléctricas). Muchas ventajas para un vehículo que necesita más espacio de aparcamiento en las ciudades.

Bicicletas o motos sí, pero si queremos que se usen más hay que mejorar la protección de sus usuarios y mejorar su seguridad como usuarios vulnerables que circulan con el cuerpo como su única carrocería ante una caída. Del mismo modo es importante fomentar que usen equipamiento de protección, que tengan formación, conozcan las normas de circulación…

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Todas las empresas e instituciones relacionadas con la seguridad vial piden calmar el tráfico urbano como medida esencial para mejorar la convivencia entre los distintos usuarios de las vías: peatones, patinetes, bicicletas, motos, coches, furgonetas… Esta medida ya la tiene en sus prioridades la Dirección General de Tráfico (DGT). Tiene lista una nueva norma con la que la velocidad máxima en las ciudades será de 30 km/h en todas las calles de un carril por sentido (en lugar de los 50 km/h actuales). De igual modo, ya trabaja en una nueva normativa para el uso de vehículos de movilidad personal (VMP), entre los que se encuentran los patinetes, para aplicar a nivel nacional y homogeneizar los requisitos de uso.

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Nos ha tocado vivir una situación excepcional, una crisis sanitaria global que se está traduciendo también en crisis económica. Durante el confinamiento, la calidad del aire ha mejorado de forma sustancial por la ausencia de vehículos motorizados y llegados a este punto no podemos ir hacia atrás. Las administraciones tienen un gran reto por delante y deben ser rápidos en dar una respuesta a todas las necesidades de desplazamiento garantizando la sostenibilidad y la seguridad vial. Es momento de que de verdad se apueste por la electrificación con un plan completo que contemple una fuerte inversión por parte de las administraciones. Los ciudadanos también debemos poner nuestro granito de arena con una movilidad responsable y lo más ajustada a las necesidades personales, mientras que las empresas deben facilitar el teletrabajo, la flexibilidad horaria y el aparcamiento de vehículos de dos ruedas en sus espacios. Todos somos protagonistas de esta nueva movilidad que llega tras el Covid-19.

La movilidad tras el confinamiento a debate

Hace unos días tuve la ocasión de debatir en Casa Seat junto a otros periodistas sobre la situación del sector de la automoción y cómo será la movilidad tras el coronavirus. El debate estuvo moderado por el periodista Josep Lluis Merlos (Radio Marca / Diari Ara) y contó también con la participación de Xavier Pérez (El Periódico), Pere Prat (La Vanguardia) y Juan Carlos Payo, (Autopista). Aquí tienes el vídeo con el debate completo: